lunes, 20 de noviembre de 2006

VII

VII

Una palabra, un secreto escondido en cinco letras,
Un barco sin tripulantes que encalla en las mañanas de siempre.

Abrió la boca y de su sangre fluyeron revoluciones y banderas,
Abrió mi sangre y escribió ahí un estandarte de preguntas.
Y me mostró sus ojos

Y vi la plenitud del mundo entre un sin fin de cuentos,
Olvidé mi nombre y me convertí en tierra de ese jardín interminable
En donde la flor y el sol se juntan en relaciones de energía.

Y la luna que albergó la mañana,
Cerró los ojos del sismo y se aferro a tu vientre
León de soles y amapolas.
Triste sueño de cortes transversales
Que huye entre la selva arrulladora
Para que una cuna nos cierre las manos

Y lejos, en el acabar del sueño
Renació una pena,
Y en el acabar del mundo
Se encontró la madre mirado al cuervo
Y tu canción se torno azulada.

Lentamente entre las seis letras del destino
Se encerró tu espacio
Y volvimos a ser niños arrullando muñecas de silencio

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