Garza
Un grito de alturas, venido del norte, entre bosque y lagunas, entre campo y almas.
El sol iluminó su manto y blanca desde su nombre hasta sus ojos, era rareza de vida en bandada.
No corras por los campos, déjate caer cual nieve eterna sobre tierra, y en un remolino de estacas, clava ahí tu vida, tus ojos, tu actitud de esfinge. Garza airosa y fugitiva, ladrona de vidas y huevos, hacedora de disparos y gritos, Tu cuerpo alza vuelos de siglos y la cruz que arman tus alas, es augurio de cambio, de atardecer y muerte.
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