lunes, 20 de noviembre de 2006

Berlín

Berlín.

Un rió de calaveras inundó la sangre.
Una revolución de la tierra entre crepúsculos,
La noche de tus ojos tornó universos
Y todos fuimos mañana, muertos en la lluvia.

Nos caímos en un pozo de preguntas
La salida enarbolada en la bandera,
¿Salir en un tropel de sangre?
Es partir la estaca clara de la tierra.

Y entre la sombra de los árboles extintos
Volamos alto como aviones de guerrilla,
¡Morimos bajo, entre las flores del otoño!

¿Qué importa el cielo cuando el campo esta aturdido?
Es llamarada que se inunda de silencio
¿Qué importa el sol cuando el mañana ya no sirve?
Está acabado por las palas enemigas.

Se escuchan soplos de vergüenza entre las tropas
Un niño muerto propasó la caravana
Y en un antro de almenas superpuestas
Gritó el vigía para derramar su espanto.

Brotaron cuerpos enjuiciados
Y una placa clavada, recreó el pasado de tu tierra.
La savia aplacará la angustia
Con los nombres que han surgido del ocaso.

El corazón marchito de los campos
Se buscará entre las sobras del camino.
Te llenarán de principados en bandada.
Dividida y frágil como una tribu entre cenizas.

Y esos ojos claros que se embarcan en la noche
Al sueño infinito y calmo del que sufre.
Verán la soga atada a la montaña,
Morirá el acero entre las fraguas del otoño,
Y un tratado les cerrará la boca.

¿Y de qué sirve?
Solo el camino de las almas sigue abierto.
Un alambre nos cercena el cuello
Y la impunidad recae sobre el mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

(Daniela)De todos los poemas que he leído, este es el que más me ha gustado. Presenta una imagen tan clara y fiel de la existencia contemporánea. Una existencia llena de cuestionamientos, que al no ser resueltos, han intensificado y extendido el período de crisis del hombre actual. De hecho, este período de gran inquisición existencial y de cuestionamientos óntico onotlógicos, que no han sido resueltos favorablementes, pueden provocar la posterior locura y la destrucción del ser. El poema expresa imágenes de la guerra, resaltando su cualidad devastadora, triste, cruel penosa a través de la imagen del niño caído en el frente de batalla ¿Qué más penoso que presenciar la caída de un niño en una guerra, en un mundo invadido por una eterna culpa, que aún no le pertenece?