Cuento para antes de dormir.
Les contaré un cuento niños míos
Juegan en el regazo del tiempo deslustrado, prontos a expirar
Y Serán las últimas palabras.
Escuchen sin sentir la algarabía de las cosas.
Esperen sentados y quietitos mis retoños
Apacigüen sus almas y duerman en mi cuento,
Que así dormía yo hacía años,
Cuando no miraba los cosas,
Cuando esperaba a mi madre, la de los ojos cerrados.
¡Y que mirada tenía queridos amores!
Y su regazo, una mecedora equipada de lindos baúles
Toda la tierra entre sus brazos.
Toda el camino lleno de flores.
Y se fue como sus cuentos.
Partió algún día, entre las cubiertas
Escapó a mi vista, dejo los barcos y quemó a su niño
Lleno de pisadas y tesoros
Y no los podía ver!
¡No podía alcanzar su risa entre los campos!
Ahora cierro los ojos y no siento!
No te conozcas a ti mismo gritaban los oráculos perdidos!
Y que sabía yo de Grecia,
Solo hablaba de naciones ficticias, de ríos inventados.
De palabras gigantes y hombres pequeños.
Pero su amor corrompía los mapas, enjuiciaba la historia.
No sabía a quien creerle y ahora sólo tengo libros.
Pequeños suspiros de la muerte!
Y ahora ustedes, que se retuercen y se ríen con los murmullos d un hombre
Aprendan a clavar madres a las sillas.
Que se estrujen rebeldes y contentas
Y que soplen los sonidos de si mismas
Y que canten canciones antiguas,
Que sean y que no pretendan no serlo
Porqué así se buscan maravillas del cielo
Y mis queridos niños,
¡Ya no tendrán por quien dormir!
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