¿Qué ser?
El pastor desperdiga a sus ovejas esperando el nuevo cielo.
Y nosotros los poetas buscamos un abismo;
Al encontrarlo olvidamos su nombre,
El pesado engranaje de sus mantos,
El problema real de sus aciertos.
Lo miramos hasta el fondo;
Nos desvestimos en ellos.
Los hacemos nuestros, proclamamos victoria.
Estampamos banderas en todas partes.
¡Y ningún lugar es nuestro!
¿Y qué importa el sentido de las hojas?
El imperfecto aire que sepulta nuestros ojos.
¡Cuanto vale la copa de un árbol!
Que región divinizada.
¡Ni las buhardillas nos sostienen!
¡Glotones de mundo!
¡Engullidores de pájaros y bestias!
Ni si quiera el sueño tiende a nuestras manos.
Y el pordiosero que llena la noche de insultos
Ojea nuestras almas y conduce nuestros pasos
Y en la escalera que reducen las mañanas
Se avientan direcciones.
Falsa retórica inspeccionada por los sabios,
Quieres esperar el momento en que sus ojos se jactan
Y explanar sus campos y cerros, exponer ideas sin límite
Dejar que la vida se llene de barro
Solo tienes ojos para tu muerte.
Inacabada y distante
Enumerada sin signos, sin bosques de fruta
Y el silencio aterrador produce grietas
Suntuosas grietas que cambian héroes,
Por poetas del fin de mundo.
Estrechados de angustia, doloroso pasajero en transe de ciegos.
¡Abre los ojos del dorado y simple atardecer,
Desvela al sol y cambia.
¡Por favor no sueñes más!
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