Sentada en la silla
Adornada de almas
Veo en ti la noche de un barco sin marea
Te desvistes en los claros
Y sobre el corte embravecido
Te destajas, y mueres como el alba entre el rocío.
Hoja marchita
Eres del triunfo, de la bengala,
Del cometa que entornó sus ojos esperando primaveras
Y sin embargo, eres del campo,
De esos lagos verdes en el andar de tu recuerdo.
Déjate caer por la avenida, por el vuelo de las aves
Por el sismo que recae en tus pasillos
Y Cae desde el pecho hasta tu alma
En esos tobillos claros de sangre fértil
Abre la tierra de tus manos, encumbra la verdad entre tus nombres.
Para Ser en ti misma un solo amanecer.
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