Díganme caminantes del otoño
¿Qué puedo pensar en estas circunstancias?
Díganme extraviados del pueblo,
Contemplad la noche ciega, donde los amados se ungen.
Díganme pobres hombres
¿Que luz se ha vedado de sus casas
Que cartas han enviado?
¡Que deseos de ser sangre y volar por todo aquello!
Cuando se canto el último verso
¡Quién gritó Libertad ¡
Quiero su nombre y verlo muerto
¿Por qué no miran hacia las paredes tristes?
Bosquejos de hombres
No pensarán en olvidarme…
La libertad tendió su trampa y yo un ratón con mis preguntas.
Ahora soy libre entre las moras
Entre los juncos rebeldes
Como un faro que se apaga a mediodía
Hijos del anochecer respondedme
¡Sepultureros dadme una salida clandestina!
¿Qué hoyo anexo dibujaron sus cabezas?
Que sentido de cerrar bien la escotilla
Me dejaron sin aires de júbilo.
¿Qué pensó mi madre al saberse oculta
Que contestó el gusano huésped de sus tripas?
¡No existió tu madre mundo de odios,
Solo existe el infinito, esclavo de tus ciencias!
¿Porqué tierra de antojos,
Porque me escupes de tus senos
Me acurrucaste en falsa ternura
¡Quién pagó para hundirnos en tu rostro!
¡Quién vive en este barrial inmundo!
No seré el único cansado de tus fiestas
Pero no monté la rabia.
No pensé en cuidarte hasta el momento del eclipse.
¿Quién pidió explicaciones?
Qué interrogantes siembra un niño en la ventana?
¿Porque miras al horizonte?
¡Si estoy debajo sin respuestas!
En un ataúd roto por el hambre de no ser
Abolido por mi mismo y la victoria de los astros
Vengo de ninguna parte, de un lugar ficticio
Solo veo sombras ¡y Platón no llega!
Nada ocurre si proviene del ocaso.
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