lunes, 20 de noviembre de 2006

Los atrevidos

Desperté escuchando,
Caían las gotas negras de finales tristes
La tinta atiborraba el paisaje de grandes combates
Y el punto final cerró la escena.

Despierten! Animales de mundo, el violín terminó su orquesta
Y que no olvidé sus oraciones
Que no despierte en su nocturno espanto,
Que cierre su puerta, hasta que el brillo otoñal despunte en día
No queremos saber de sus asuntos, de sus tonalidades vagas!
Somos pensadores de un circo de mascaras horribles.

Y terminó su orquesta, guarda sus cuerdas
Sufre hacia su cama, se desvela pensando
Y sin saber del angustiante calor de mí morada
Duerme apacible como el sol entre azucenas.

Y que más da! Es joven y limpio
Puro y sin remordimientos
Creado para ser y morir en años
En cambio, los esclavos, la peste de los muertos
Nosotros somos el fin del mundo

Atropellados de signos, creados entablar justicia textual.
Estrellados a las páginas, pensados por un dios de papel que rompe esquemas
Y nos rompe el alma de tanto cambio.
Somos una caverna oscura y gris de pensamientos!
Y el que mira las ventanas profundas,
Nos verá sonriendo, fanáticos del hacer y muertos de gloria.

Y el violín descansa pleno en la música del alma
Susurrando visiones llenas de olvido
Al amanecernos abrirá los ojos y correrá por su ruta un río de preguntas
Manejadas de antemano con la seductora puntuación
Ahí sabrán las hadas y las musas el fin caído por las manos de un artista
Pero seremos rápidos!
Cambiaremos la historia y nadie sabrá que fin conquistó la cima
Crueles batallas atronadoras y viles hazañas de ladrones y muertos
Y el violín de turno, llorará de rabia
Y no podrá dormir.

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