lunes, 20 de noviembre de 2006

Dormida

Atravesaste el campo
Corrías sin piernas desnuda hasta el fondo
Tu vientre abultado, los pechos alegres
La comida del ocaso botó sus hojas,
Caducas y muertas, en parajes oscuros.

Asechaste la muerte, la observaste tranquila
La calmaste en susurros sin nombre.
Se acostó cerrada y en fuerzas viva
Y explotó la noche a las orillas del mundo
Cubrió el tesoro con besos sagrados.
Y se fue el amor! Como el otoño que bota escombros.

Solo una mano cubriendo la noche
Solo tus ojos clavando su espalda
Cantaron el porvenir entonces

Con tus ojos rojos de vergüenza
Escuchaste el goteo de las puertas
¿Primera vez mi hada extraña?
¿El sol de abril no cubrió tus pechos
La lozana altivez de tu contorno es primavera?

Creíste que la campana de los campos sólo eran respuestas de domingo
Soy amor de caminos profundos
Soy tu sol de alas rotas!

Caminante de puerta y abismos
De clamor a nombre
De niña a niña
Con los ojos tapados de cercano soplo
Podré brotar la playa de tu barco
Sentir tu brisa
Y el cinto de las mujeres cautivas.

Y te entregaste como el canto de las aves al otoño
Como el amante a las estrellas rutilantes
Como el calor a los niños de la plaza
Como el muerto a las tierras indecibles.

Y yo sentado, viendo el rumbo de las hojas
Veo el soplo frió de tu espanto
El gran espanto
De las ciervas vírgenes.

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