lunes, 20 de noviembre de 2006

Despertar

Recuerdo tantas cosas que jamás han sucedido
El mismo ser se pregunta si el corazón se mece
O si la luz se atrofia de tanto colmar la noche.
Cuando la nube juega ha hacerse estrella sin saberse.
Cuando La proa está tan lejos
Y El tiesto que se mece antiguo sin pensar si la ola existe.
Se ha sentido a la marea y a los muertos que la rigen.
Sin embargo el sutil embate de la ola aclamó a su homologo perpetuo
Clamó a la suerte del soneto
A la elegía del vientre.
Al perdón de los altos estandartes
Y batió a mi nube.
Caí sin pisar mi manto
De la tierra y sin paracaídas.
A retomar el rumbo de mí bote sin espuelas.
Sin motor de vidente, sin bastón de jubilado.
Y sin alas ni rumor de pétalos
Escribí la sangre de los próximos suspiros.
Entibie mi cuerpo para el salto
Y caí sin mar ni marco en mi tumba de arrecifes.

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