lunes, 20 de noviembre de 2006

Remolinos en la playa

Y sus ojitos, límpidos tras el sol de otoño
Migraron hacia otros universos
Y la sideral alegría que me volcaba hacia las ventanas
Se extinguió como el cometa,
Como si sólo un parpadeo nos hubiera ocultado su figura.

Así eras hasta que partiste en el abanico de tus decisiones.
Así te veo caminar por la calle, a encontrar el cielo.
Buscaste el sol de las mañanas y en la playa jugamos y reímos en otro cuento.
En otra arena, en otra vida.

Pero ahora después del parpadeo
Somos niños nuevos jugando con el agua de tus ojos,
Arremolinada murmurando olas que no son más que anhelos furtivos.

¡Nunca supe distinguir el vuelo de las aves,
El albatros se desplaza demasiado lento!
Al baile de una pistola se deshace a nuestros ojos.

Y el muro impenetrable de sus alas hace volar las flechas de esperanza entre la espuma.
Y tú con tus pies descalzos, con los tobillos claros, manchaste de cielo las mañana
Para colar en tus gritos mil muestras de afecto.
Eras mi ninfa, la más querida, la que ya no existe.

Y reunimos la tierra, parpadeamos y quedamos solos
Como el letargo de los astros infinitos.
Indiferentes y duraderos en la agonía del sol
Divirtió nuestras risas, hinchó nuestros corazones
De falsa libertad.

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